La clave es la capacidad de sentir de los animales. Para determinar si es ético causar sufrimiento a los animales, no es relevante la especie a la que pertenecen, ni su capacidad racional. Lo único relevante es si son capaces de sentir.
La ciencia demuestra inequívocamente que la inmensa mayoría de los animales tenemos un sistema nervioso que nos hace capaces de percibir estímulos externos y los transmite al cerebro, el cual los interpreta como dolor, placer, etc. Las plantas al contrario, no tienen sistema nervioso ni cerebro capaz de interpretar dolor.
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